martes, 11 de diciembre de 2007

Aquellas pequeñas cosas





Esta mañana, me he despertado tempranísimo (debe ser que me estoy haciendo mayor) y el día se me está haciendo muy largo. Me ha dado tiempo, incluso, a desayunar fuera de casa antes de mi práctica automovilística diaría. Todo iba bien, hasta que al subir al coche me encuentro con la señora de la práctica anterior. Muy maja ella, pero hubiera estado mejor calladita!!!!. Joder, como hablaba, y yo sin dar una. Casi choco dos veces, menos mal que el "profe" tiene paciencia porque vamos....

Luego vino el cafelito con mi adorada "little sister", al que por supuesto tuve que invitar yo, la más probre de la familia. Cuando ya la mañana parecía perdida y el mal humor asomaba por cada poro, (no soporto el mes de diciembre, me estresa) un encuentro casual me llevó de vuelta a mis años de colegio.


Pasé parte de mi infancia y toda mi adolescencia en el mejor cole del mundo. Hoy ya no existe, una pena, porque siempre había pensado en llevar allí a mis hipotéticos retoños. Está situado a las afueras de LaCoru, en un sitio precioso. Digo está porque aún sigue allí, pero vacío, triste y solo. Da mucha pena verlo así.


Guardo muchos y muy buenos recuerdos de aquella gran familia que erámos. Nos conocíamos todos y nadie era más que nadie. Si había fiesta, al terminar, te quedabas a recoger más feliz que unas castañuelas. Que un curso se iba de excursión (menudos viajecitos nos pegábamos!) y recaudaba dinerillo haciendo una función, pues allí estabamos todos, para bien y para mal. No teníamos "seños", y el usted no formaba parte de nuestro vocabulario. Los extraños no existían y a los recien llegados los acogíamos como si desde siempre hubiesen formado parte de nuestras vidas.
En Videlba me reí (una vez me hecharon de clase por eso, jajajja), lloré, discutí (¡como no!), me peleé y empezé a convertirme en la persona que soy. Gran parte de ello se lo debo Ángeles, Lourdes, Cármen A., Cármen T., Ánxeles, Alicia y mi querida profe de gimnasia, Isabel. También a las que nunca me dieron clase, como Amara o Cármen B. Y los compis, que decir de ellos, (algunos me lo hicieron pasar realmente mal pero entre críos ya se sabe) que un día el cole se terminó, nos separamos y sólo en ocasiones como la de de hoy nuestros caminos se cruzan, el tiempo se detiene y rememoramos con cariño y añoranza aquellos años vividos, deseando volver a reunirnos todos de nuevo y ser niños otra vez.
Ojalá algún día pueda trabajar en un cole igual.






1 comentario:

Anónimo dijo...

grandioso videlba !