jueves, 3 de enero de 2008

Cosas que pasan

"Vull alçar la veu,
per una tempesta,
per un raig de sol,
o pel rossinyol
que ha de cantar al vespre"

Pero en lo referente al amor hace tiempo que tiré la toalla. No espero nada, no busco nada. De hecho, no quiero nada. En los peores momentos de mi vida no tenía a nadie a mi lado con quien compartir mi dolor. En los mejores tampoco. Después de toda una vida sola me he acostumbrado y he llegado a un punto en el que ya no lo considero importante. Se puede vivir sin él. De hecho, se vive maravillosamente.
He sentido cosas que jamás soñé sentir y la única vez que parecía ser correspondida resultó no ser más que una broma de muy mal gusto. Teniendo en cuenta que al mismo tiempo mi madre se debatía entre la vida y la muerte, el shock que me produjo descubrir la verdad fue espectacular. Tardé mucho tiempo en poder hablar de ello. Me sentía estúpida por haberme dejado engañar de esa manera y me avergonzaba contarlo. -"Mi niña"- me llamaba, menuda gilipollas!!!. Hoy, analizándolo desde la distancia me causa hasta gracia y soy capaz de hecharme unas risas al recordarlo. Es que .... ¿Como pude creerme que el "hombre" en cuestión había entrado en Irak con los kurdos, sin papeles, en plena guerra para ayudar a los heridos ( supuestamente era médico) porque se estaba muriendo y no perdía nada por hacerlo? Sí, parece el guión de una peli de sábado por la tarde. Pues no, era la historia que me contaba y yo de ingenúa e inocente me creía. Ya me vale....
Por cierto, él era ella, una inconsciente que sin nada mejor que hacer decidió divertirse conmigo. Se aprovechó de mi inocencia. Ya la he perdonado. El rencor nunca nos lleva a buen puerto.

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